La captura y almacenamiento de
CO2 es un proceso a través del cual se captura el CO2 de fuentes puntuales,
como plantas de energía, para posteriormente transportarlo y almacenarlo en un
lugar adecuado, que normalmente es una formación geológica subterránea. El
objetivo de este proceso es evitar que el CO2 entre en contacto con la atmósfera
y mitigar así la contribución de los combustibles fósiles al calentamiento global.
El transporte de CO2 tiene dos
posibilidades. Por una parte el transporte en barco, que puede realizarse a
largas distancias pero no es tanta su capacidad. Y por otra parte y la opción
más usada al ser la más barata, a través de un sistema de tuberías.
Sistema de tuberías para el transporte de CO2 |
Una vez capturado y transportado
el CO2, éste se inyecta en la superficie de la tierra pero siempre teniendo en
cuenta la zona donde se va a almacenar. Principalmente se atiende a la
capacidad de almacenamiento de la formación geológica por su porosidad y permeabilidad
además de su capacidad de contención del CO2.
Los procesos naturales de
secuestro de CO2 en la formación geológica son: el secuestro estructural,
secuestro por disolución, secuestro residual y secuestro mineral. En el secuestro
estructural, el CO2 queda atrapado en la parte superior de la formación debido a
su menor densidad con respecto a otros líquidos. Por disolución, el CO2 se
disuelve en agua salada ya presente y esta mezcla desciende hacia la parte
inferior de la formación por su densidad. En el secuestro residual, en el
movimiento del CO2 por los poros de las rocas algunas gotas quedan
desconectadas y atrapadas en los poros de forma residual. Y por último en el
secuestro mineral, al disolverse el CO2 en agua se produce un ácido carbónico
débil que al interaccionar con los minerales circundantes da lugar a minerales carbonatados
sólidos.
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