El gobierno catalán tiene como
objetivo de implantar una medida contra el cambio climático. Esta medida va a
consistir en reducir en un 40 por ciento las emisiones de gases de efecto
invernadero para el año 2030 con respecto a las del año de 2005. Para llevar a
cabo esta medida, se fijará en los vehículos rodados puesto que son
responsables en más de una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono,
y al tratarse de un área donde el desplazamiento es mayor (un 39% de los
ciudadanos dedican más de una hora diaria en desplazarse). Por lo tanto, la
Generalitat impondrá un nuevo impuesto a los coches y furgonetas que expulsen
más partículas de ese tipo, de forma general a los vehículos con motores de
gasolina.
Este proyecto tiene pensado
aplicarse para el año 2018. Y para llevarlo a cabo, se trabaja con la idea de
imponer una sanción que podría ir desde los 0,55 euros hasta los 100 euros. De
tal manera, que los vehículos que emitan más de 160 gramos por kilómetros
empezaran a ser sancionados. Así, al año
siguiente, serán sancionados los que expulsen más de 140 gramos por
kilómetros. Con todo ello, se estima que
se podría llegar a recaudar más de 70 millones de euros con el nuevo impuesto.
Pero el nuevo plan no incluye impuesto para los
vehículos que emitan más cantidad de óxidos de nitrógeno (NOx), como son los de motor
diesel. Pero a pesar de ello, la directora de Calidad Ambiental, Assumpta
Farran, aseguró que el Gobierno catalán tendría la intención de retirar las
bonificaciones en peajes a los vehículos propulsados con gasoil.
Por otro lado, debido en parte a la
caída de la actividad industrial provocada por la crisis económica, en 2012
Cataluña ya había reducido casi un 20% sus emisiones respecto a 2005.
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