martes, 1 de diciembre de 2015

Un sueño, un objetivo, una igualdad

               
            Han pasado ya 15 años desde la celebración del Foro Mundial sobre la Educación que tuvo lugar en Dakar y “parece que fue ayer”, dirían algunos. Pero lo cierto es que ha llovido desde entonces, unos 5.479 días que sirven para pensar en que la situación que querían mejorar entonces tampoco ha cambiado demasiado ahora.

            Continuamos viviendo en un mundo en el que aún queda un largo camino para poder hablar de igualdad de género en materia de educación. A pesar de ello, el informe que revela la UNESCO sobre los avances logrados en Educación para Todos (ETP) desvela que, 104 países lograron cumplir con este objetivo en su educación primaria en 2012. Por tanto, la disparidad desfavorable para las mujeres se constató únicamente en 48 países, cifra mucho menor a los 73 en los que se registró en el año 1999. Un dato que llama a un optimismo que se ve, a su vez, empañado por su contracara. Es decir, del 43% de los niños que nunca asistirán a una escuela, un 48% son mujeres frente a un 38% de varones.

            Las largas distancias existentes desde el hogar hasta los centros de enseñanza o los casamientos a una edad temprana han supuesto, en determinados lugares, una importante losa en el acceso de la mujer a la educación. Y a pesar de estas dificultades, está comprobado que una vez que logran llegar hasta el mundo de la cultura, los libros, la sabiduría y la formación, son muchos más constantes y perennes. En 2010, el promedio de mujeres que culminaban la educación secundaria era de 93 por cada 100 hombres, una mejora respecto al año 2000, entonces sólo lo lograban 81.



            Son avances, sí, pero que 15 años después quizá saben a poco. Seguimos hablando de barreras que impiden la paridad de género en muchos países y, tristemente, no sólo en la parcela educativa. Niñas que jamás tendrán la oportunidad de sentarse y experimentar el mundo del conocimiento, de la historia o de la filosofía. El mundo de un aprendizaje que les lleve a sentirse seguras y autosuficientes en el futuro. Porque en la educación está la clave para acabar con tanta desigualdad entre hombres y mujeres, con tanta violencia de género. El problema es que en el año en el que se debería haber cumplido un claro objetivo: la igualdad de género, 15 años después, apenas se han dado unos cuantos pasos de un largo camino.

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