sábado, 24 de octubre de 2015

Protocolo de Kyoto, Historia.


¡Buenas tardes blogeros!
La preocupación mundial sobre el deterioro de la atmósfera se ha venido reflejando en una serie de foros, entre los que destacan, en 1972, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano y, en 1979, la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, creándose en 1983 la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y, en 1988, el Grupo lntergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, primera medida internacional para tratar el problema, se adoptó en mayo de 1992 y entró en vigor en marzo de 1994. Obligaba a todos sus signatarios a establecer programas nacionales de reducción de las emisiones de GEls y a presentar informes periódicos sobre la cuestión, además de exigir a los países signatarios industrializados, aunque no a los países en vías de desarrollo, la estabilización de sus emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2000, a los niveles de 1990. Sin embargo, este objetivo no era vinculante.

 En 1994 se reconocía que los compromisos iniciales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático no bastarían para atajar el aumento mundial de las emisiones de GEls, por lo que el 11 de diciembre de 1997, los Gobiernos dieron un paso más y adoptaron un protocolo en la ciudad de Kioto. Partiendo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Protocolo de Kioto establece unos límites jurídicamente vinculantes a las emisiones de GEls en los países industrializados y, al mismo tiempo, contempla mecanismos de ejecución innovadores basados en el mercado, cuyo objeto es mantener los costes de limitar las emisiones tan bajos como sea posible. El Protocolo de Kioto viene a ser una continuación o consecuencia lógica de la Convención Marco sobre Cambio Climático, suponiendo ya una mayor definición de objetivos, políticas, obligaciones y normas de aplicación.

El Protocolo, para ser efectivo, debía ser ratificado por, al menos, 55 países que, a su vez, fueran causantes del 55% de las emisiones GEls totales. Piezas claves para tal ratificación eran, además de la Unión Europea, países con una participación porcentual en las emisiones GEIs mundiales muy importantes: EEUU (36,4%), Rusia (17,4%), Japón (8,5%), y Alemania (7,4%). Además, China e India, ambas con un crecimiento económico muy fuerte (especialmente la primera) son también fuentes de emisiones muy considerables y, tal vez y por sus especiales circunstancias socio-políticas, algo reticentes a la hora de adaptarse al espíritu del Protocolo. La decisión de Rusia, que ha ratificado el protocolo en octubre del 2004, supone un decisivo paso adelante, ya que se cumplen la condiciones exigidas relativas al porcentaje de países y de emisiones. Ello supone un buen estímulo para la Unión Europea que, por su cuenta, había decidido cumplir las condiciones del Protocolo, con independencia de que éste tuviese o no validez por falta de respaldo suficiente.

PD: Bueno, pues esto es todo por hoy! Que paséis un feliz sábado.
      Pronto volveremos con nuevas e interesantes noticias.
      ¡Un saludo chicos!

Entrada publicada por:

Loli Soriano Aguirre
Sandra Romero Fortes
José Ligero Padilla
Carlos Sánchez Quintero

No hay comentarios:

Publicar un comentario